THE BIG LONG* | Dolarhoy.com
Wall Street|28 de enero de 2021

THE BIG LONG*

¿Cómo hizo Michael Burry para predecir la crisis del 2007 y la suba de GME?

Por Maximiliano Suárez

Asesor Financiero de Bull Market Securities

 

Todo apasionado del mercado debe, o debería, tener su propia lista de películas temáticas preferidas. Algunos dirán que tal o cual es la mejor de todos los tiempos, seguro las opiniones discreparán, ya que después de todo, de eso se trata el mercado: de la existencia de distintos puntos de vista, por cada inversor viendo compra hay otro viendo venta. Pero más allá de esas posibles discrepancias, lo que difícilmente sea discutible es que The Big Short se merece estar en la mayoría de esas listas. 

 


El film, magistralmente interpretando por Christian Bale, se convirtió rápidamente en un clásico del rubro que cuenta la historia de Michael Burry, el hombre que desafió al mercado, y le ganó. En 2005 identificó correctamente una burbuja en el mercado de hipotecas de Estados Unidos, particularmente en el segmento sub-prime, aquel que condensaba los créditos de calidad inferior. Burry consideraba que los precios de las viviendas estaban en una burbuja, lo cual a su vez era reforzado por el hecho de la enorme expansión del crédito hipotecario en los años anteriores.

 


Luego de la explosión de la burbuja .com a comienzos del milenio, la Reserva Federal había iniciado un brusco descenso en la tasa de referencia desde más de 6% a finales del 2000 hasta apenas un 1% a mediados de 2003. Ese boom de crédito barato, sumado a la creciente difusión de la securitización como mecanismo para acelerar la rotación de la cartera de crédito de los bancos, produjeron un incremento sin precedentes de los créditos hipotecarios, lo cual a su vez, apuntaló un ya concurrido mercado inmobiliario.

 


Sin embargo, cómo indica el proverbio bursátil, ningún árbol crece hasta el cielo, y muchos comenzaron a sospechar que la situación no duraría demasiado. A mediados de 2004 la FED comenzó una agresiva reversión a la suba de la tasa de interés de referencia y Burry no dudó, era la señal que le indicó que todo estaba por concluir pronto. En cuanto la tasa subiera lo suficiente, gran parte de las hipotecas, cuya tasa de interés se encontraba atada a la tasa de interés de la FED, se harían impagables, sobre todo aquellas de menor calidad, o subprime, entrando en moratoria y arrastrando con ellas a todo el sistema.

 

Ese boom de crédito barato, sumado a la creciente difusión de la securitización como mecanismo para acelerar la rotación de la cartera de crédito de los bancos, produjeron un incremento sin precedentes de los créditos hipotecarios, lo cual a su vez, apuntaló un ya concurrido mercado inmobiliario.

 


Para peor, el proceso de securitización anteriormente mencionado había expandido la incidencia de las hipotecas a lo largo y ancho de la economía. Para ese momento no había casi nadie en Estados Unidos que no estuviera de una u otra forma expuesto a las hipotecas, sea porque poseía una, porque había invertido en ellas directamente, o porque lo había hecho a través de su fondo de pensión. Burry entonces se dio cuenta que el colapso en los precios de las propiedades producto de un mayor índice de morosidad traccionaría a la baja al resto de los precios del sistema, forzando liquidaciones masivas y una sequía aguda en la plaza de dinero.

 


Pero, ¿Cómo beneficiarse de un colapso de mercado? Sencillamente apostando a la baja mediante un short selling (venta de valores alquilados, que luego se recompran a un precio inferior para devolvérselas a los dueños originales, embolsando la diferencia). El short selling o venta en corto es una estrategia relativamente sofisticada, y con una alta carga de riesgo ya que las pérdidas potenciales son ilimitadas, por lo que la estrategia de Burry no resultaba de ningún modo obvia. Mucho menos considerando que el mercado inmobiliario se consideraba inderrumbable, ya que, se decía, los precios de las propiedades “nunca bajaban”.

 


Es por esto que Burry recibió grandes presiones de sus inversores para retirar su dinero  cuando la estrategia aún no había dado sus frutos y las pérdidas se acumulaban. Si bien Burry estaba en lo cierto con su visión, su apuesta se anticipó demasiado y estuvo cerca de tener que cerrar el fondo. El tiempo es cruel, y en la bolsa es todo. Afortunadamente para Michael, entre finales de 2006 y principios de 2007 el mercado inmobiliario comenzó a crujir y los rendimientos de sus inversiones se volvieron positivos. Para cuando finalmente la burbuja exploto, con la quiebra de Lehman Brothers como hecho resonante, Burry había conseguido un retorno para sus inversores superior a los 700 millones de dólares y una fortuna personal para sí de 100 millones de dólares.

 


Lo que hace más extraordinaria aún la historia de Burry es que no era un egresado de finanzas de una resonante universidad, ni trabajó en un banco de inversión. Antes de fundar su propio fondo, estudió y ejerció la medicina, hasta que se hizo famoso por opinar en foros de inversiones online. Sus análisis eran tan agudos y certeros que atrajeron la atención de otros inversores, algunos de gran porte, que rápidamente le cedieron parte de su patrimonio para ponerlo bajo su gestión, culminando esta tarea con la apuesta más burda, osada y redituable de los últimos tiempos: desafiar a Wall Street y la clase media americana.

 


Luego de su aventura quijotesca Burry decidió retirarse y disfrutar de las ganancias. Se alejó de la vida pública hasta hace unos pocos años, cuando reapareció para criticar una vez más la política monetaria laxa de la Reserva Federal y llamar la atención sobre una nueva burbuja en gestación. Al igual que en su experiencia anterior, Burry parece haberse apresurado en sus predicciones catastróficas, ya que si bien hubo varias ocasiones dónde parecía que el sistema colapsaría, al día de hoy aún no ha sucedido.

 


Pero que haya errado en el timing una vez más, no significa que se lo pueda subestimar. En 2007 cuando parecía derrotado, el mercado le dio finalmente la razón, por lo que no puede descartarse que algo similar vuelva a suceder. Mientras espera el crash, lejos de perder dinero, Burry se ha vuelto a beneficiar con el short selling, pero esta vez yendo long, es decir comprado. ¿Cómo? Pues bien, comprando una participación importante (alrededor de 3% del flotante o 2.750.000 de acciones) de GameStop (GME), un minorista estadounidense de productos de videojuegos, electrónica de consumo y juegos, en franca decadencia. 

 


El sentido común indicaría en este caso que la estrategia es ir short nuevamente, como en 2005, más considerando el rotundo éxito de la última experiencia. Pero acá es donde Burry demostró ser un distinto. Notó que el pesimismo sobre GME era excesivo, tanto que la empresa valía por bolsa menos que la suma de cash que tenía en sus cuentas bancarias, y que la mayoría de las acciones que eran vendidas en cada jornada de trading, eran short sells, es decir que quienes las ofertaban no las poseían realmente y en algún momento deberían devolverlas.

 


Burry entonces persuadió a la empresa para recomprar gran parte de sus acciones, lo cual secaría aún más la plaza y haría más difícil para los short sellers conseguir las acciones que tendrían que reponer si el mercado se les daba vuelta. Sólo se necesitaba utilizar parte del cash acumulado y paciencia para esperar que un cambio en las expectativas detonase la suba de la acción. Y eso comenzó a suceder a mediados del año pasado, en pocos meses el valor de la acción subió de US$3 a US$20 a fin de 2020. 

 


Los altos rendimientos y el hecho de que Burry estuviese dentro atrajeron más y más inversores, incluyendo varios de ellos nucleados en la comunidad virtual de Reddit, hasta que finalmente los short Sellers debieron dar el brazo a torcer. Comenzaron las liquidaciones forzadas y los brokers obligaron a sus clientes a recomprar las acciones que habían alquilado y vendido, al precio que sea, no había más margen para especular. Esto produjo un fenómeno llamado short squeeze (o apretón de cortos), que catapultó la acción hasta casi US$480 en pocos días, implicando un sideral aumento de 16.000%, con enormes ganancias para Burry y su fondo (que aún no sabemos a qué precios vendió su posición, si es que lo hizo).

 


Una vez más Burry se benefició del short selling y de tener una visión contraria a la mayoría, porque como suele decirse, el mercado es enemigo de los consensos, y Burry parece saberlo y dominarlo. Es por ello que sus resultados con GME lo colocaron nuevamente en el podio de los inversores más reputados del mundo, después de todo es la segunda apuesta de magnitud que acierta, contra todo pronóstico. Si la estrategia anterior, que lo catapultó a la fama, fue The Big Short, ésta, que lo consolida como un genio particular de las finanzas, bien podría llamarse The Big Long.

 

Cotización de GME del día 27/01/2021, momentos antes de que alcanzara su máximo histórico. Fuente: Google Finance

 

*Disclaimer legal: Tenga en cuenta que existen riesgos asociados con la inversión en valores, incluida la posible pérdida de capital, de conformidad con la Norma FINRA 2210 (d)(1)(A)